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A principios del siglo XX, el abad Joseph Bonnet descubrió el sermón El amor de Magdalena, escrito en el siglo XVII y de autor anónimo, en el manuscrito q1, 14 de la Biblioteca de San Petersburgo. En el Prefacio de la edición original, fechada el 24 de marzo de 1909, Bonnet plantea el problema de la autoría del texto. Más allá de quién fue el autor de este sermón, lo cierto es que su difusión se dio gracias a Rilke, quien, en 1911, descubrió el texto por azar en la vitrina de un anticuario en la Rue du Bac de París, y lo rescató del olvido. El poeta quedó absolutamente fascinado y fue este entusiasmo del poeta lo que propició que el texto recobrara interés en el mundo místico y espiritual hasta nuestros días. |